DOPO.(Barcelona).
ITALIA VISTA POR JORDI VILA
En el post sobre Saltimbocca anunciaba la próxima apertura del DOPO. Ya es cosa hecha.
Se abrió en catimini porque pretende ser como un restaurante clandestino. No hay telefono público para reservas. Guillem Vicente recibe llamadas a su móvil por parte de clientes ya conocidos por el. El resultado de esta parsimonia comercial por parte de Jordi es evidente. Crear un ambiente confortable, sosegado en que la escasa clientela se encuentra como en casa, arropada por un trato personalizado.
El esplendido interiorismo de Jaume Tresseras invita a este recogimiento claustral con una luz que ilumina perfectamente la comida pero aísla las mesas entre si, dejando el espacio en una sugestiva penumbra. Haciendo volar la imaginación, hasta podríamos imaginarnos, de repente, larguísimas sobremesas o partidas de poker hasta la madrugada. Ruidos amortiguados, acústica perfecta.
¿Y la comida? Es el reflejo comestible de este entorno apacible. Una cocina confortable e italianizante de sabores amables. Una cocina roja, blanca y verde, con el tomate, las hierbas y los quesos como hilos conductores de los platos. Una cocina sin complicaciones, simplemente para disfrutar.
El trinomio aperitivo es otra metáfora de Italia : mortadela de Boloña, vinagre de Módena, parmesano. La ordenada disposición de las aceitunas en el plato llama la atención. Tienen un nombre Bella di Cerignola,¡ también llamada “oliva di Spagna”! y oliva Tonda de Sicilia. Textura crocante excepecional.
Llega la bruschetta , el montadito de los italianos, con su sardinilla de lata, la cebolla escabechada, tomate seco y menta. Un bocado agridulce y aromático.
La burrata apenas tibia y fundente se sirve con un aceite de oliva Furgentini de Sicilia (zona de Modica, Ragusa) aceituna negra e higo. ¿No hay buenos aceites en España? Sin duda, y excelentes pero éste es simplemente mejor aun. Sólo cuando hay igualdad en la excelencia, se aplica el concepto de proximidad, según Jordi. En este caso, una apuesta sin fisura por la calidad italiana.
Deliciosos los agnoletti rellenos de carne rustida, presentados provocativamente en una cesta de bambú.
Degustación de pizzas. Cuantas más personas estén en la mesa, más posibilidad de surtido. Posiblemente las mejores de Barcelona y parte de Cataluña. Masa fina con levadura madre.
Los sabores :la marinara simplemente con tomate, ajo, orégano y hojas de albahaca. Productos pobres pero tal vez la mejor de todas.¿O bien será mejor la de cerdo ibérico, exuberante de productos?
Lo que pasa es que la siguiente no desmerece. Impresionante la pizza de Ses Illes con sobrasada de Els Casals, queso de cabra fundido e higos frescos.
La que menos me gustó (siendo excelente) fue la de Gorgonzola, Pera escalibada y Nueces.
El minestrone de setas. Liviano después de tanto sabor.
La tagliatta de vaca sobre la berenjena ahumada, salpicada de tres granos de pimienta negra. Un clásico de Jordi Vilá que recuerdo de los tiempos de El Abrevadero (10 años ya …). Esta vez la carne va también acompañada con una llanega negra, firme y perfumada, y pequeños boletus (ceps).
Fuera del menú, Jordi nos enseña el osso bucco . Muy bueno pero faltaba apetito… A Jordi le gusta que la salsa espesa se convierta en una guarnición. Echo de menos algo de jugosidad, un poco como en el caso del fricando del Vivanda.
Para digerir, muy recomendable el sorbete de limón y albahaca y como “petit-four” ( en este caso “grand-four”), el pannettone con tropezones de chocolate, de Ramón Martínez.
DOPO
Precio del menú degustación: 42 €.
Se cobra un suplemento de 5 € por cada pizza, sobre el precio de Saltimbocca.
El ambiente, las copas Riedel y el servicio se tiene que cobrar de alguna manera…
Cierra los sábados mediodía, domingo noche y lunes. Para reservas dirigirse a Guillem Vicente.