FÁBRICA MORITZ. La cervecería. (Barcelona).
FABRICA MORITZ, JEAN NOUVEL Y JORDI VILÀ
Jean Nouvel con su amigo Bigas Luna
Totalmente reformada por el arquitecto Jean Nouvel (Premio Pritzker 2008) este nuevo espacio, cuya dirección gastronómica reposa en la persona del cocinero de Alkimia, Jordi Vilà, es un ejemplo de recuperación del patrimonio histórico de la ciudad y para la ciudad. Una joya de la arquitectura industrial, según las palabras del director de esta empresa, Albert Castellón, repartida entre tres fincas construidasa finales del siglo XIX justo en el límite sur del Ensanche barcelonés.( Como curiosidad, esta finca fue entre 1910 y 1912, la primera sede del Barça…)
Un proyecto llevado a cabo después de siete años de obras y de incertidumbres sobre el nombre de los cocineros que iban a ocupar este lugar. Un proyecto que va más allá de la apertura de un simple restaurante ya que se plantea como un multi espacio abierto 365 días al año, de las 6h de la mañana hasta las 2h de la madrugada. Casi un “servicio público” para los barceloneses pero también el público cosmopolita que visita la ciudad.
El proyecto es tan enorme que cuesta explicar lo que el cliente encontrará a partir del 12 de diciembre, fecha de apertura de las puertas de la cervecería. Poco a poco se irán abriendo los diferentes espacios. En la planta baja, al lado de la cervecería se encontrará la tienda de merchandising M Store, el horno/panadería de Triticum,un quiosco, el Bar à Vins, la parte museística que respeta antiguos recovecos de las instalaciones del siglo XIX y la Sala 39, un espacio para eventos de todo tipo, que podrá transformarse en escenario para desfiles, sala de conciertos etc…. En marzo se abrirá el restaurante “Louis Moritz” situado en el sótano,
En la primera planta, antigua residencia de la familia Moritz, se están restaurando las pinturas de los techos. Este lugar llamado “Atelier” albergará dentro de un año el restaurante gastronómico que dirigirá también Jordi Vilá. Se contempla la posibilidad, en el caso de que se llegue a un acuerdo entre las dos partes, que Alkimia pudiera trasladarse desde la calle Industria hasta la Ronda para integrarse en todo este proyecto.
Cuando funcione el restaurante, el cliente podrá asistir, mientras come, (claro ejemplo de fooding) a la producción de la cerveza. Una cerveza sin pasteurizar totalmente artesana que abastecerá los espacios gastronómicos de La Fábrica Moritz y el take-away.
Jean Nouvel, visiblemente entusiasmado por el significado y los resultados de este proyecto, nos hizo visitar esta mañana los diferentes espacios : desde las curiosas pirámides de la sala del sótano que reflejan el patio de luces hasta la ventana de efecto “cubista” que interrelaciona los transeúntes con los clientes del restaurante pasando por los tiradores de la barra de 25 metros de largo, diseñados expresamente o las “sillas Moritz” creadas también ad hoc y que se podrán encontrar en las tiendas de muebles.
Habría que destacar también la multifuncionalidad de los paneles luminosos amovibles de la sala del restaurante : a parte de la luz perfectamente difundida, sirven de separadores de espacio y de amortiguadores del sonido.
Un lugar, dijo el arquitecto, que no existe en una ciudad como París y que tenemos la suerte de poder disfrutar en nuestra ciudad.
La tienda de vino (Bar à Vins) tendrá una función importante como símbolo de hermanamiento entre las dos bebidas. La cerveza y el vino no tienen por que ser antagónicos. En esta tienda/bar que da directamente a la ronda, se podrán comparar botellas de unas 300 referencias y degustar por copa y ¡ a peso! unos cuarenta vinos. La carta de la cervecería se basará en varios apartados cuyas principales directrices serán la cocina de carácter hispánico (freiduría, ensaladillas, marisco frío, cocas, cazuelas de cucharas…) pero también la cocina alsaciana con sus chucrut , karttoffel salat, flammkuchen y salchichas. La obsesión de Jordi Vilà por el producto hizo que se descartara totalmente lo que se suele llamar cuarta y quinta gama. Sólo para dar un ejemplo, la patata se pelará y se cocinará sin que en ningún momento pase por las neveras.
Desde las 6h de la mañana se servirán también desayunos a base de la mejor bollería de mantequilla.
Una búsqueda de coherencia entre el interiorismo rompedor y a la vez respetuoso con el espacio antiguo, la fabricación artesana de la cerveza y una cocina dirigida a centenares de comensales pero de alguna manera “cosida a mano” con mucho mimo.
Un lugar, de visita obligada para quien visite nuestra ciudad, que Barcelona se sentirá orgullosa de enseñar al mundo.
FÁBRICA MORITZ
Ronda Sant Antoni nº 39-41