PETTER NILSSON.
COCINA RICA CON PRODUCTOS POBRES
El auténtico ambiente de bistrot : la terraza con los "guéridons", la barra en el interior.
Casi se disculpa: ha encontrado bogavante a 20€ el kilo, ¿por qué no, de vez en cuando, permitírselo.
El resto del menú de aquel día: tomate, boquerones, sorbete de judías secas, hierbas y salicornia o brandada negra de sepia, jugo de pimiento asado, láminas de calabacín y pomelo rosa.
Pero lo que más sorprende es el menú del mediodía. Con el postre y algún que otro suplemento, sale por unos 20€. Tres entrantes + un plato con guarnición para elegir.¿Los productos ? calamares, merluza, garbanzos , verduras pero también una bavilla con su jugo al vino tinto." Una cocina de la economía "como le gusta, él mismo, definirla.
Productos sencillos sin duda, pero realzados de una manera extraordinaria.
¿Y la creatividad? ¿Tampoco se cobra? Petter contesta que no puede permitirse el lujo de pensar mucho. No dedica ningún tiempo a las pruebas de los platos nuevos. Todo se hace sobre la marcha, mientras se trabaja. Cada día el menú cambia y son más de 100 personas al día que hay que atender…
Petter Nilsson es un cocinero de instinto, impulsado por la necesaria inmediatez que le dictan sus condiciones de trabajo pero que también se autoimpone. A contracorriente de cualquier cocina cerebral o reflexiva.
En el transcurso del festival de la joven cocina francesa en Deauville del año pasado, Petter Nilsson coge un limón para alguna de sus preparaciones. El periodista-presentador Sébastien Demorand , (sí, el mismo que inventó la palabra bistronomía) le pregunta si el limón es de Mentón (localidad de la Costa Azul conocida por la calidad de este cítrico).Petter contesta que no, ya que " si nos concentramos siempre en los productos excepcionales, no damos nunca a los productos ordinarios la posibilidad de mejorar ".
Esta frase podría resumir el pensamiento culinario de este sueco que dejó en 2002 los fogones de los restaurantes afrancesados de Copenhague (primera etapa de su exilio) para llegar a Paris sin otra meta que la de aprender el francés.
Al final aprendería algo más , cuando decidió acabar su formación culinaria con Michel Portos, el chef del Saint James, a 5 kms de Burdeos. Aprendería de él seguramente este sentido del gusto, y potenciaría esta facilidad ya innata en Nilsson para elevar y ennoblecer cualquier producto humilde a la categoría de Alta Cocina.
Aun recuerdo algo del menú que servía hace unos 4 años en Les Trois Salons de Uzés. En la magnífica terraza de esa mansión del siglo XVIII, sólo un menú , a 30 €, pero en vez de lubina , una simple caballa con calabaza encurtida y en vez de "carré", una silla de cordero, jugosa, sabrosa, con aromáticos matices de especias y hierbas.
Ahora que, desde hace un par de años, está trabajando en Paris (por cuenta ajena, no imaginamos propietario a este cocinero bohemio …), en La Gazzetta, sigue con esta misma filosofía. Dar de comer a todo el mundo. Socializar al máximo la llamada Alta Cocina (¿o la Cocina Altiva?. "Quisiera cocinar para las masas " declara Nilsson, con toda la sinceridad del mundo, alejado de cualquier populismo fácil.
Recuerda una cena que hizo en el Plaza Athénée. Sobretodo la cantidad de billetes de 100 francos que dejó en la mesa. Para él, no tiene sentido cobrar 100 € por un plato de bogavante.
El día de mi última visita a este neobistrot del barrio de la Bastilla, me sorprende en el menú de la noche (¡el caro, a 50€ ! ) con unos pequeños medallones de bogavante de Bretaña, servidos con algunas cebollas tiernas y una morcilla de arroz carnaroli ,medio crujiente medio melosa.
Esta frase podría resumir el pensamiento culinario de este sueco que dejó en 2002 los fogones de los restaurantes afrancesados de Copenhague (primera etapa de su exilio) para llegar a Paris sin otra meta que la de aprender el francés.
Al final aprendería algo más , cuando decidió acabar su formación culinaria con Michel Portos, el chef del Saint James, a 5 kms de Burdeos. Aprendería de él seguramente este sentido del gusto, y potenciaría esta facilidad ya innata en Nilsson para elevar y ennoblecer cualquier producto humilde a la categoría de Alta Cocina.
Aun recuerdo algo del menú que servía hace unos 4 años en Les Trois Salons de Uzés. En la magnífica terraza de esa mansión del siglo XVIII, sólo un menú , a 30 €, pero en vez de lubina , una simple caballa con calabaza encurtida y en vez de "carré", una silla de cordero, jugosa, sabrosa, con aromáticos matices de especias y hierbas.
Ahora que, desde hace un par de años, está trabajando en Paris (por cuenta ajena, no imaginamos propietario a este cocinero bohemio …), en La Gazzetta, sigue con esta misma filosofía. Dar de comer a todo el mundo. Socializar al máximo la llamada Alta Cocina (¿o la Cocina Altiva?. "Quisiera cocinar para las masas " declara Nilsson, con toda la sinceridad del mundo, alejado de cualquier populismo fácil.
Recuerda una cena que hizo en el Plaza Athénée. Sobretodo la cantidad de billetes de 100 francos que dejó en la mesa. Para él, no tiene sentido cobrar 100 € por un plato de bogavante.
El día de mi última visita a este neobistrot del barrio de la Bastilla, me sorprende en el menú de la noche (¡el caro, a 50€ ! ) con unos pequeños medallones de bogavante de Bretaña, servidos con algunas cebollas tiernas y una morcilla de arroz carnaroli ,medio crujiente medio melosa.
El resto del menú de aquel día: tomate, boquerones, sorbete de judías secas, hierbas y salicornia o brandada negra de sepia, jugo de pimiento asado, láminas de calabacín y pomelo rosa.
La silla, un cordero lechal de los Pirineos ( y no un pré-salé evidentemente) se sirvió con un puré de berenjenas y avellanas. Esto es cocina, y de la buena. Sólo hace falta descontextualizar lo que uno se encuentra en el plato.
Arriba, un flan de queso quemado con virutas de queso curado(¿un queso preparado o un postre?. Abajo, melón cantaloup a la menta.
Pero lo que más sorprende es el menú del mediodía. Con el postre y algún que otro suplemento, sale por unos 20€. Tres entrantes + un plato con guarnición para elegir.¿Los productos ? calamares, merluza, garbanzos , verduras pero también una bavilla con su jugo al vino tinto." Una cocina de la economía "como le gusta, él mismo, definirla.
Productos sencillos sin duda, pero realzados de una manera extraordinaria.
¿Y la creatividad? ¿Tampoco se cobra? Petter contesta que no puede permitirse el lujo de pensar mucho. No dedica ningún tiempo a las pruebas de los platos nuevos. Todo se hace sobre la marcha, mientras se trabaja. Cada día el menú cambia y son más de 100 personas al día que hay que atender…
Petter Nilsson es un cocinero de instinto, impulsado por la necesaria inmediatez que le dictan sus condiciones de trabajo pero que también se autoimpone. A contracorriente de cualquier cocina cerebral o reflexiva.
Petter Nilsson estará presente en Madridfusión 2009.
LA GAZZETTA 00.33 (0)1.43.47.47.05. 29 rue de Cotte, 12th. 11th. M°Ledru-Rollin. www.lagazzetta.fr
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