observación gastronómica: HAKKASAN. (Londres)

No es evidentemente la entrada del restaurantes (no pics!) sino la impactante fachada del teatro Dominion situado a 100 mts en Tottenham Court Road.

No sé si lo que voy a escribir en este post será muy significativo de la cocina de Hakkasan, un restaurante de cocina china que ostenta una estrella michelín, situado en el Soho de Londres. El maldito cambio de horario (y mi despiste) me hizo una jugada y me planté con más de una hora de antelación en el restaurante. Al final opté por comer los entrantes en la barra esperando a que se liberara una mesa del bullicioso y oscuro comedor,

una especie de jaula de madera noble donde se hacina un centenar de comensales. La música alta, que obliga a levantar la voz, da a este sitio un ambiente más de discoteca que de restaurante.
En Londres, por lo que he podido ver estos tres días la informalidad es la regla. Nada de manteles en las mesas, servicio amable pero expeditivo y oscuridad absoluta en la sala. Lo que se sirve en el plato, en este caso en Hakkasan, es excelente, pero no es motivo ni de admiración ni de comentarios por parte de los comensales. Se come, está bueno y punto. Aquí se viene a hacer vida social .
Con este comentario, no quiero que no se merezca la estrella. Reproducir centenares de platos manteniendo un buen nivel de calidad puede ser tan meritorio como una cocina más artesana destinada a una veintena de cubiertos.

Al final, después de los entrantes, decliné la invitación a pasar a la sala para degustar el resto de la cena. Probaré otro día el pato lacado…
Como verán en las fotos (prohibidas, sólo pude hacer a escondidas estas cuatro fotos.) las raciones son enormes.

Muy buenos los dumpling de vieiras,de gambas, de verduras etc.

Excelentes también unos buñuelos de gambas (como “alaskas ”…) servidos con algas fritas.
No soy muy partidario de cenar en las barras pero en este caso, era sin duda la mejor opción. La barra de Hakkasan es todo un espectáculo con la beautiful people de Londres esperando sus mesas y el incesante ajetreo de los camareros y