miércoles, julio 15, 2009

VELÓDROMO

Barcelona.



El viernes pasado, con algunos días de retraso, por fin abrió El Velódromo. Esperé hasta el domingo tarde/noche para acercarme hasta la calle Muntaner. Ya a los 8h todas las mesas estaban ocupadas. El día anterior, entraron 1300 comandas a la cocina y otras tantas a la barra, me dice un Carles Abellán, agotado pero ilusionado. Un portero controlando las entradas de un restaurante, como se tuvo que poner el sábado por la noche, no creo que se haya visto muchas veces…
Carles me recuerda cuales han sido sus intenciones al aceptar la oferta de la cervecera Moritz: recuperar para la ciudad el mítico bar-café que tantos recuerdos traían a varias generaciones de barceloneses. Casi más que un negocio, como un servicio público hacia la ciudadanía.


El esfuerzo es titánico. Se abre a las 6h de las mañana con los desayunos (zumos naturales, bollería) y se cierra a las 2h30 de la noche. Mientras tanto desayunos de cucharas ( 7 “esmorzars de forquilla”), vermuts,15 tipos de bocadillos, huevos de Calaf (en tortillas, estrellados, con butifarras etc), ostras Gouthier y Cancale con cava, 17 tapas, 14 latas de calidad (“La Brújula” etc..), jamón Maldonado, longaniza de Vic, salchichón Joselito, coca de Folguerolas con tomate, picos y regañás, 11 entrantes, 8 guisos, un arroz de olla, verduras, pescados de lonja, lomo alto de ternera del valle de Benasque, entraña y costillas de cordero, todo plancha, 4 guarniciones, salsas, 8 postres. La oferta es apabullante. ¡Toda una maquinaria que requiere un staff de más de 50 personas!
Sólo me pregunto si la oferta culinaria no es exagerada para un sitio que pretende ser, de la propia boca de Carles, un café donde la gente se reúne en cualquier momento del día para leer el diario, jugar una partida de billar o charlar un rato después de un "cine". En todo caso, estamos lejos de un mero Café Gijón.
En consecuencia, creo que sería un error usar en el futuro este espacio como un restaurante habitual. Es más bien el sitio idóneo para comer entre horas, algo rápido sin mucha formalidad. Por eso, lo repito, la carta no debería emular en su extensión a la de una casa de comida. Se agradece evidentemente el mantel y la servilleta de trapo pero no nos chocaría en absoluto un salva mantel de papel.
Probé unos 4 o 5 platos. (Con refresco y cerveza :26 €).
Buenas la ensaladilla(3,75 €) y las bombetas (son como croquetas con salsa picante) de la Barceloneta (3,5 €) , y excelentes las patatas bravas (2,5 €). En cambio La “tripa a la catalana” (6,5 €) resulta un plato “invernal” roborativo y cansino por el exceso de vegetales (patatas, zanahorias, espinacas) que anulan un poco el ingrediente principal que debería ser el callo. La tripa a la madrileña que se sirvió el día de la inauguración estaba más conseguida. Son momentos de pruebas y de ir tanteando la aceptación de los platos por parte del público.
De postre, un flan muy correcto (3 €).
Buena carta de destilados. Vermut Izaguirre a la presión83,5 €) y Yzaguirre Reserva (5 €)(ni comparación con el empalagoso Martini).
Una pena que se coma en un ambiente de humo pero la ley española es lo que es. En todo caso la extracción funciona razonablemente bien.
Pero más allá de los comentarios tiquismiquis sobre el servicio lento o despistado que se van leyendo por ahí o sobre detalles mejorables de la cocina como lo acabo de hacer aquí, nos tenemos que felicitar todos de la reapertura de este local. Todo el esfuerzo de renovación del espacio y la larga espera han valido la pena.
Imagino que Abellán ha querido poner el listón gastronómico muy alto y que la carta se irá puliendo (y reduciendo) con el tiempo. Dejémosle al menos los 100 días de rodaje que se suelen otorgar a los políticos…y ¡ A disfrutar del nuevo Velódromo!
c/Muntaner,213 (tocando Diagonal)
93 306 022
Abierto cada día y todo el día.



7 comentarios:

Blogger sol ha dicho...

Aplaudo la reapertura de este mítico bar, las intenciones son las mejores.
Ayer pasamos por el Velódromo, esperamos bastante por una mesa, el servicio lento, da la sensación de que falta personal en la sala. Tardaron en atendernos, pero al pedir la comida ha llegado rápido y todo estaba buenísimo. Comimos croquetas, patatas bravas, huevos estrellados, escalivada y pan con tomate. La salsa de las bravas me pareció impecable, aunque la ración pequeña. La escalivada fue mi preferido.
Tuvimos problemas con la cuenta, nunca trajeron el cambio y en el momento de solicitarlo en caja, se había perdido... Logramos recuperarlo.
Volveré dentro de un par de meses.

7/15/2009 9:27 a. m.

 
Anonymous Anónimo ha dicho...

Apreciado Philippe:

Siempre agradezco cuando en la crónica de un local se comenta su situación respecto al tabaco. Con frecuencia lo haces, y te rogaría que siempre lo hicieras. Es añadir una frase solamente.

Alentado por tu anterior post sobre la reapertura del Velódromo pasé por allí hace unos días y me llevé la decepción de encontrarme un bar para fumadores.

Sí, la ley es así, pero la decisión final es del hostelero. Es una lástima que Abellán o sus socios, como miles de otros restauradores, se rindan ante la minoría adicta al tabaco (como si fueran los únicos que comen fuera de casa) y menosprecien a quienes deseamos comida que sepa a comida o pasar unas horas muertas en un café relajadamente.

No deja de sorprenderme la pasividad de la masa de no fumadores ante este hecho y la casi nula presión que ejercen para mejorar esto.

7/15/2009 9:58 p. m.

 
Blogger Philippe Regol ha dicho...

Apreciado Anónimo,
Es una de mis luchas. Creo que el hostelero tiene que tomar una decisión valiente y hacer lo que se tiene que hacer. Es inconcebible poder degustar unos platos o un buen vino en un ambiente de humo. En casi todo Europa, hay unas leyes que protegen a los no-fumadores que son, recordémoslo, el 70% de la población.

7/15/2009 10:30 p. m.

 
Blogger Lluís V ha dicho...

Estuve ayer y pude disfrutar de la calidad de las tapas. Las croquetas excelentes, el bikini C24 perfecto, los huevos estrellados decididamente mejorables y algunas concesiones a la originalidad como tomates secos con botarga no muy acertadas. Fue una lástima que la afluencia de curiosos y la inexperiencia de los camareros -con una voluntad de servicio encomiable- convirtiera la cena en un auténtico calvario. Es un proyecto muy bueno que seguro acabarà por consolidarse. Recomiendo ir dentro de 3-4 meses. Totalmente de acuerdo con los comentarios sobre le tabaco.

7/16/2009 8:47 p. m.

 
Anonymous Anónimo ha dicho...

Es conocido en Barcelona que el antiguo Velódromo ha reabierto sus puertas, de la mano de la cervecera Moritz y con el gobierno en sala y fogones del cocinero Abellán. Por allí nos acercamos el otro día tres personas, con el afán de picar y comer, primero en barra y, después, sentados a la mesa. Ya delante de los grifos, dos detalles vergonzantes anunciaban el desastre: pedimos unas "gildas" a un camarero que tuvo que preguntarle a otro qué eran las "gildas"; al rato, otro presunto camarero, a voz en grito, dijo algo de "estar hasta los cojones", mientras los clientes nos dedicábamos miradas de incredulidad. Tras esos detalles, nos sentaron a una mesa, en donde comimos unas croquetas aceptables, unos calamares que tan sólo sabían a rebozado y cuatro anchoas de medio pelo (buen calibre, poco bouquet y excesivamente saladas). La hora del vino se eternizó, pues, a partir de una carta que denominaría anodina, nos perdimos en discusiones con un esforzado camarero que ya tenía bastante con el caos reinante en la sala (ver al personal correr sin rumbo entre las mesas es una imagen que francamente Albellán, con su experiencia, nos podría ahorrar). En esas estábamos cuando de repente un insoportable olor a disolvente inundó el sector en que nos encontrábamos. Sorprendentemente, fuimos los únicos en quejarnos (la maitre nos dijo que andaba medio mareada con el químico olor), un detalle que dice mucho de la tibieza del barcelonés ante los desastres actuales de la gastronomía. Nos trasladaron al piso superior, donde un ufano Berasategui andaba ya en los cafés (se había sentado al mismo tiempo que nosotros). Y el tiempo pasó. Hasta que, tocadas las cuatro de la tarde (nos habíamos sentado a la mesa a las 14.30 exactamente), nos levantamos sin poder degustar las viandas pedidas, con la mesa vacía, entre perdones de un camarero sudoroso y apenado. No puedo, por tanto, hablar de lo que se come en el nuevo Velódromo; sí del lastimoso servicio, que no ha sido preparado, ni siquiera instruido en las más básicas maneras del buen camarero. Un último apunte, éste más subjetivo: en la sala, algunos viejos clientes del local se mostraban contentos y emocionados con la apertura del bar, ignorantes todavía, creo yo, de que el nuevo Velódromo poco tiene que ver con el viejo, salvo en las apariencias: un "revival" de cartón piedra a la barcelonesa con el engañoso cartel de la nostalgia. Poco tardarán en aparecer los anhelados turistas. Y con ellos la conocida combinación barcelonesa de caro y malo.

7/21/2009 1:31 a. m.

 
Blogger Philippe Regol ha dicho...

No dudo que lo que le haya pasado sea cierto. Sólo me gustaría esperar que son "rodajes" .
Estoy de acuerdo en pensar que los lugares no se recuperan sólo con un buen interiorismo. Los "lugares" son también momentos históricos, personas y esto es irrepetible.
A pesar de todo, espero que todo se solucione este equeño descontrol, y que se disfrute de esta nueva página que se abre con el nuevo Velódromo, evitando la nostalgia y las comparaciones con el pasado.

7/21/2009 11:27 a. m.

 
Anonymous C. de las Salinas ha dicho...

He visto publicado más arriba un comentario mío y firmado, ya publicado con anterioridad en la web Verema: se trata del comentario de fecha 7/21/2009 1:31 AM firmado en este blog como "anónimo". Rogaría a quien lo ha publicado tenga la deferencia de no usar textos ajenos como propios. Gracias.
C. de las Salinas.

7/29/2009 10:51 a. m.

 

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