RIFF. (Valencia).
20 años de cocina moderna en Valencia
Conocí a Bernd Knöller hace unos 17 años en unas jornadas gastronómicas que organizaba Antonio Gras en sus Cocinas del Cardenal, en la plaza de la catedral en Murcia. Eran otros tiempos en que cocineros como Manolo de la Osa o Sergi Arola, Alex Montiel o Jordi Butrón cocinaban para unas 20 personas sólo para divertirse.
Desde Valencia acudían Joaquín Schmidt y Bernd que llevaba pocos años en España y que oficiaba en su Ángel Azul de la capital del Turia. El nombre del restaurante era un homenaje evidente a Marlène Dietrich.
El reto para ese cocinero alemán de la Selva Negra era adaptarse a un nuevo entorno de productos aplicando las técnicas de cocina que había aprendido en su país. Muchas veces los extranjeros saben reconocer antes que los autóctonos las riquezas de las materias primas de una zona. Su mirada es más atenta y su situación de advenedizo les obliga a agudizar su curiosidad. Mirad lo que hizo el alsaciano Neichel para adaptarse al producto mediterráneo.
Después de 15 años llegó la estrella, como muchas veces sucede, sin que se esperase ya. El cambio de local en el 2001 fue sin duda una buena iniciativa. El interiorismo de Andrés Alfaro Hoffmann se adapta mejor a la culinaria de Bernd que aquel “pasillo” con papeles pintados chirriantes que recuerdo de mi remota visita al Ángel Azul.
Me gustan estas cortinas separadoras que aportan intimidad a las mesas sin romper el espacio. Sobriedad y delicadeza que se encontrarán en la cocina de Bernd, totalmente ecléctica e inclasificable. Ha mitigado su virtuosismo “fusionista” debido en parte a su cultura gastronómica viajera para definir mejor sus platos pero mantiene sus toques culinarios de aquí y de allá, más habituales hoy en día pero novedosos en la Valencia de principio de los 90.
Pero se mantiene el tzatziki griego que antes servía con una ostra, un “maultäschle” plato recuerdo de infancia o un muy mediterráneo cordero a baja temperatura con tomate seco y lavanda .
Otra faceta de este cocinero germano-levantino es su interés por lo ecológico. Esta preocupación por el producto natural ,que le viene en parte por su estirpe nórdica, se puede cruzar con la tradición valenciana aun muy vigente del “hort”. En una ciudad que, a pesar de su aspecto de gran capital, ha sido ligada siempre a una cierta ruralidad, no hay que ir muy lejos para encontrar productos “bio”, que en este caso no son otra cosa que los de “toda la vida”. Como estos huevos de corral que Bernd sirve con tocino ibérico y una crema de guisante, una trilogía de un clasicismo siempre agradecido.
Pero empecemos por el principio del menú:
Desde Valencia acudían Joaquín Schmidt y Bernd que llevaba pocos años en España y que oficiaba en su Ángel Azul de la capital del Turia. El nombre del restaurante era un homenaje evidente a Marlène Dietrich.
El reto para ese cocinero alemán de la Selva Negra era adaptarse a un nuevo entorno de productos aplicando las técnicas de cocina que había aprendido en su país. Muchas veces los extranjeros saben reconocer antes que los autóctonos las riquezas de las materias primas de una zona. Su mirada es más atenta y su situación de advenedizo les obliga a agudizar su curiosidad. Mirad lo que hizo el alsaciano Neichel para adaptarse al producto mediterráneo.
Después de 15 años llegó la estrella, como muchas veces sucede, sin que se esperase ya. El cambio de local en el 2001 fue sin duda una buena iniciativa. El interiorismo de Andrés Alfaro Hoffmann se adapta mejor a la culinaria de Bernd que aquel “pasillo” con papeles pintados chirriantes que recuerdo de mi remota visita al Ángel Azul.
Me gustan estas cortinas separadoras que aportan intimidad a las mesas sin romper el espacio. Sobriedad y delicadeza que se encontrarán en la cocina de Bernd, totalmente ecléctica e inclasificable. Ha mitigado su virtuosismo “fusionista” debido en parte a su cultura gastronómica viajera para definir mejor sus platos pero mantiene sus toques culinarios de aquí y de allá, más habituales hoy en día pero novedosos en la Valencia de principio de los 90.
Pero se mantiene el tzatziki griego que antes servía con una ostra, un “maultäschle” plato recuerdo de infancia o un muy mediterráneo cordero a baja temperatura con tomate seco y lavanda .
Otra faceta de este cocinero germano-levantino es su interés por lo ecológico. Esta preocupación por el producto natural ,que le viene en parte por su estirpe nórdica, se puede cruzar con la tradición valenciana aun muy vigente del “hort”. En una ciudad que, a pesar de su aspecto de gran capital, ha sido ligada siempre a una cierta ruralidad, no hay que ir muy lejos para encontrar productos “bio”, que en este caso no son otra cosa que los de “toda la vida”. Como estos huevos de corral que Bernd sirve con tocino ibérico y una crema de guisante, una trilogía de un clasicismo siempre agradecido.
Pero empecemos por el principio del menú:
Postres correctos. Sin más.
No pude probar la fideuá ni el pescado que Bernd me tenía preparados. El apetito a veces tienes límites mientras que las ganas de agasajar por parte del cocinero son infinitas.
Servicio muy profesional. Especialmente eficiente en su trabajo, un camarero siciliano , que no conocía a Ciccio Sultano ni a Pino Cuttaia pero que servía las mesas con una destreza más que notable.
Menús.express 29 €
Con vino, agua, pan, café e Iva :45 €. Snacks, tapas del día, guiso del día, arroz meloso o pescado, postre.
Menú Riff : 5 platos. 53, 50 €
Menú de invierno : 9 platos: 89 €
RIFF
c/ Conde de Altea, 18.
963 33 53 53
http://www.restaurante-riff.com/
Cerrado del 1 al 15 de septiembre, domingo y lunes.
3 comentarios:
Un poco caro en los tiempo que corren un menú de nueve platos a 89 €, ¿no le parece?
12/26/2009 2:47 a. m.
Si. Yo también lo creo. Me olvidé de comentarlo en el post.
12/26/2009 11:11 a. m.
Es cierto que es dinero y más en estos tiempos, pero son 9 platos espectaculares que, si se puede pagar para una situación especial, valen mucho la pena. Y los menús "expres" y "Riff", más accesibles económicamente, son buenísimos también. Los he comido varias veces y lo puedo asegurar.
12/28/2009 1:47 p. m.
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